Boa constrictor de aproximadamente 2 metros de longitud cazando activamente en las inmediaciones del río San Pedro, frente a la Estación Biológica Las Guacamayas. El individuo utilizó de manera estratégica perchas naturales —ramas expuestas sobre el curso del río, comúnmente empleadas por aves— como sitio de emboscada. Gracias a su eficaz camuflaje entre la vegetación ribereña, la serpiente logró permanecer oculta hasta el momento del ataque.
En esta ocasión, la presa fue un zanate mayor (Quiscalus mexicanus), capturado mediante la técnica de constricción característica de la especie. Este evento ilustra la notable capacidad de B. constrictor para adaptar sus tácticas de caza a las condiciones ecológicas locales y a los patrones de comportamiento de sus presas. La utilización de estructuras del paisaje, como los percheros ribereños, resalta un comportamiento predatorio especializado que maximiza la eficacia del ataque en entornos complejos como los márgenes fluviales tropicales.