Spilotes pullatus es una serpiente no venenosa perteneciente a la familia Colubridae. Se distingue por su gran tamaño, llegando a medir hasta 3 metros de longitud, lo que la convierte en una de las serpientes más largas de América Central. Su piel presenta un patrón conspicuo de escamas negras y amarillas, que le proporciona un eficaz camuflaje en ambientes boscosos y selváticos.
Es una especie diurna y carnívora, con hábitos terrestres y arborícolas. Su dieta incluye principalmente roedores, aves y otros reptiles, a los que caza activamente. Su agilidad y habilidad para trepar árboles le permiten aprovechar múltiples nichos ecológicos. Frente a amenazas, adopta una postura defensiva intimidante, elevando la parte frontal del cuerpo y emitiendo un silbido característico, conducta que sirve para disuadir depredadores.
Aunque actualmente no se encuentra catalogada como una especie en peligro, S. pullatus enfrenta presiones por pérdida y fragmentación de hábitat, principalmente debido a la deforestación. Su presencia es ecológicamente significativa, ya que actúa como controlador natural de poblaciones de roedores, contribuyendo al equilibrio de los ecosistemas tropicales.
En Guatemala, instituciones como la Estación Biológica Las Guacamayas, ubicada en el Parque Nacional Laguna del Tigre, realizan un trabajo activo de monitoreo y conservación de la herpetofauna, incluyendo esta especie, como parte de sus esfuerzos para preservar la biodiversidad de la región.